26 de octubre 1991 # Sala común de Slytherin. 9:15
-La luz filtrándose a través del agua del lago, aquel color verdoso oscuro que mis ojos podían captar a través de los ventanales de la sala común. Una de las partículas acuáticas de un color amarillo casi fluorescente, me hizo perderme en uno de los recuerdos más felices de mi infancia en Transilvania:
Una gran esfera de luz en el cielo, el sol más centelleante de toda la época del año disminuyó rápidamente el tamaño de mis pupilas. Cerré los ojos riendo junto a Viktor, uno de mis mejores amigos. Él y yo reíamos... Los mofletes de ambos completamente rojos. Hacía un día estupendo... Era el único chico de la aldea que me comprendía y creía... Con él podía ser yo misma, convertir piedras en pájaros, jugar con los elementos; el agua, la tierra, el aire, y el fuego...
Corrimos bosque abajo, entre unas risotadas increíbles, ni siquiera sabíamos el motivo por el cual estábamos tan felices, cosas de niños, supongo... Extasiados por aquel pequeño maratón, paramos agarrándonos de un árbol enorme, largo y hermoso. Nos miramos y sonreímos, acabando con una risita divertida. Ambos nos dejamos caer sobre el césped, contemplando la altura y las ramas repletas de hojas verdes de aquel arbusto. Alcé mi mano, palma abierta y roté un par de veces. Sacudí la mano, y unas cuantas hojas cayeron sobre nosotros. En cuanto esto ocurrió, y antes de que toparan con nuestros rostros y cuerpos, aquellas hojas, se convirtieron en unas preciosas mariposas que revolotearon sobre nuestras cabezas. Ambos nos miramos, mantuvimos la mirada, sonreímos, y volvimos la vista a aquella magia de la que yo era creadora. Cerré los ojos, y disfruté del aire que salpicaba ahora nuestras rosadas mejillas.
Echaba de menos la aldea. Todo aquello que ocurría en ella... Mis amigos, los ancianos, mis “padres”... Añoraba muchísimo a mi familia adoptiva... Eran demasiados recuerdos, demasiados momentos vividos. Suspiré un momento, negué un par de veces con mi cabeza. Aquello no podía ser... No volvería, lo sabía, pero lo complicado era asumirlo. Los gritos de los demás niños de mi casa, me despegaron rápidamente del recuerdo en el que acababa de sumirme. Rápidamente, me giré, y caminé hacia mi habitación, para buscar mi horario. Abrí la puerta lentamente, el calor de las chimeneas acaloraban también mis mejillas, como aquel día en la aldea. Y de nuevo, aquel hermoso recuerdo, que solo duró unos segundos... Me acerqué a mi cama, y observé el pequeño trozo de pared que tenía al lado de ésta, examinando el horario.-
-Veamos... -Estiré mi dedo índice y repasé el folio, encontrando por fin la respuesta. Una sonrisa tierna escapó de mis labios... Pociones... ¿Podía empezar mejor el día? Verle me hacía tan feliz, que ya casi estaba regocijando en mis propios pensamientos. Salí rápidamente de la sala común, con mis libros reposados en mi pecho, sujetados por mis brazos.-
Adoro tu forma de expresarte Susan. No sé si está bien que lea tu diario... pero la verdad es que me gusta mucho y seguiré esperando con impaciencia a que publiques más ^^
ResponderEliminarJJAJAJA. Qué malo, no lo había visto. Menos mal que me has avisado :P Quizá esta noche haga otro... REPITO: QUIZÁ XD.
EliminarMuy buenO!
ResponderEliminar¡Muchas gracias! ^_________^
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