24 de septiembre 1991 # Patio del reloj. 15:13
-Era un día caluroso, el sol le daba un cálido color al césped que residía bajo nuestros pies. Los alumnos de Gryffindor y Slytherin, teníamos clase de vuelo en el campo de entrenamiento a las 14:30. Nos situamos en dos filas, Slytherin paralelos a Gryffindor. Llegó la profesora, tenía una extraña apariencia, sus ojos eran casi como los de un gato... De color verdes. Su cabello es grisáceo y de piel blanquecina. Caminó entre las dos filas que nos separaban y empezó diciendo-
-Buenas tardes, alumnos... -Nosotros respondimos, educadamente-
-Buenas tardes señora Hooch. -Siguió caminando, hasta posarse al final de las filas, y con una amplia sonrisa, continuó-
-Bienvenidos a clase de vuelo. Bueno, ¿a qué esperáis? Todo el mundo al lado izquierdo de su escoba. Vamos, daos prisa. -Era bastante exigente, aunque simpática. No estaba segura de que eso se me diera del todo bien... ¿Volar?... Eso era cosa de vampiros...
-Extended la mano sobre la escoba y decid: "Arriba"
-A Harry Potter y Draco, su escoba, les hizo caso a la primera. A la sabelotodo de los Gryffindor, como Draco la llamaba, le costó bastante, y al pelirrojo de al lado, no recuerdo el nombre, le dio en toda la cara...-
-Bien. Cuando hayáis agarrado la escoba, quiero que os montéis. Sujetaos bien. No os vayáis a escurrir. Cuando toque mi silbato, quiero que cada uno, de una fuerte patada al suelo. Mantened firmes las escobas, elevaos un momento, y descended inclinándoos ligeramente hasta aterrizar. A mi señal... Tres, dos... -Pitó, y en aquel momento, Neville, un chico Gryffindor, comenzó a descender con su escoba, sin controlarla. Voló por todo el castillo, estampándose con cada pared que encontraba a su paso. Al final, se enganchó de una de las antorchas colgantes, y cayó al suelo, fracturándose la muñeca. Draco, mi compañero de Slytherin, fue a coger una pequeña pelota de cristal que había en el suelo, justo donde Neville se había caído. No entiendo por qué, pero Harry Potter se entrometió, y comenzaron a pelearse... Draco decidió esconderla en el tejado, y he de añadir, que tanto Harry Potter como él, vuelan de maravilla... Yo aún no lo he probado, y la verdad, no tengo empeño en hacerlo. Harry voló y bajó consiguiendo la bola de cristal. No sé lo que era. Al final, McGonagall se llevó castigado a Harry Potter. Draco y yo fuimos a dar un paseo por los terrenos, y al final yo me vine aquí, a escribir esto, en mi diario...- Tengo ganas de que sea mañana... Me toca pociones a primera hora... Y es cuando Snape más enfadado está. Me encanta verle tan serio. Me gusta su carácter. Excepto cuando no me riñe a mí, claro... -En ese momento, apareció Crabbe junto a Goyle, y Draco. Casi ni me dio tiempo a hablar, cuando ambos sacaron de sus bolsillos unas bombas fétidas- Han venido Crabbe, Goyle y Draco, siempre con las malditas bombas fétidas... ¡Hasta pronto! -Cerré el diario y lo guardé en el bolsillo más grande de mi túnica-
18 de septiembre 1991 # Viaducto. 19:54
Está anocheciendo. El frío del invierno se acerca... Ahora cepilla mis cabellos con su suave batir... -Suspiré- Ésta frialdad me recuerda tanto a él... -Cerré los ojos, mientras mi mano aún sujetaba, casi acariciaba, la pluma. Esos ojos... Estaba enamorada. No cabía duda.- Necesito contártelo... Creo que... Creo que le quiero... Pero no puede ser... No puedo enamorarme de él. Es mi profesor, jamás podremos estar juntos... -Bajé la mirada y negué un par de veces con la cabeza, intentando pensar en otra cosa.- Por fin soy amiga de Draco... Le ha costado un poco, al igual que a mí acercarme, a él aceptarme. Piensa que es extraño que una niña que se ha criado con gente no mágica, sea de Slytherin. -Pero todo el rato era él... Todo el rato en mi mente. No se despejaba ni un segundo su imagen...- No quiero enamorarme de él... Solo necesito fijarme en otro chico... Eso es... Así lo haré. -En ese momento, una extensa sombra, oscureció las páginas escritas. Me levanté rápidamente cerrando el diario. Algún alumno de cursos avanzados que quería molestarme, como de costumbre... Pero al darme la vuelta, ahí estaba, con ese aspecto... Era él...-
-Señorita, Lestrange... -Musitó en un susurro, arrastrando las palabras- Las... ocho... y veinte.. -Sus labios se curvaron- ¿No sabe que debería estar en el comedor? -Alzó una ceja. Y en ese instante, me enamoré de ese gesto, arqueando también la mía y entreabriendo la boca. Intenté ocultar el diario tan rápido como pude, colocándolo en mi pecho, bajando la mirada, con la voz totalmente tartamuda y temblorosa-
-S..S...Sí, p...p...Pr...Profesor - Snape, giró sobre sus talones y la capa se arremolinó a su espalda y se puso a caminar. Me quedé absorta mirando como se desvanecía entre los pasillos de piedra del viaducto. Di un leve suspiro cual enamorada y en seguida me puse a caminar en dirección al gran comedor. Allí estaba Draco. Me senté a su lado, aún nerviosa. Esperando la cena. Miraba de un lado a otro, esperando encontrar a Snape con la mirada. Se abrió el gran portón y entró
fríamente, a paso ligero pero basto. Tragué saliva y finalmente, mis dedos se deslizaron a mis rodillas, apretándolas por los nervios. El corazón se me aceleraba en su presencia. Comenzó la cena y no podía quitarle ojo de encima. Por suerte, él no me miraba. Tan solo hablaba con otro profesor. Quirrell. Saqué de inmediato mi diario, no sabía por qué, pero algo me invitó a hacerlo.-
Querido diario, ya estoy en el gran comedor. Antes casi me da un patatús... Snape casi me pilla con el diario... El caso es que, ahora mismo está cenando y hablando con el profesor Quirrell, como de costumbre... Menudo trapo lleva en la cabeza ese profesor. Es extraño, tartamudea siempre. Y cuando habla con ese tal Potter, todavía más..." -En el instante en el que mi mirada se posó sobre su turbante, mi piel se erizó por completo sin saberlo. Frialdad, algo sentí... Parecía que aquel turbante me estaba mirando... Era algo atípico nunca antes me había sucedido. Incluso, pude notar una sonrisa. En aquel momento, mis ojos se abrieron de par en par. Entonces Draco, me desprendió de todo aquello, agitándome con su mano-
-¡Vamos, Susan! Crabbe y Goyle dicen que tienen preparadas bombas fétidas para lanzarlas en los dormitorios de los Gryffindors. -Dijo Draco con una risilla traviesa, levantándose de la silla. Entonces, cerré el diario, lo guardé en el bolsillo más grande de mi túnica y le seguí-